viernes, 29 de octubre de 2010

Sobre este blog

Este blog se cierra a un ámbito más bien personal. Las fotos  que se presentan no están relacionadas con ningún tipo de trabajo profesional publicado o que haya sido vendido a un tercero, así como los artículos se escriben para la participación de un número reducido de amigos aunque no por ello se excluye  a quien quiera participar. Las fotografías expuestas pertenecen casi en su totalidad a albumes personales  para uso propio que han sido tomadas en fines de semana o ratos de ocio con un equipo fotográfico reducido y que se exponen de forma desinterasada y para un circulo pequeño de conocidos con la intención de compartir momentos especiales y algunas ideas escritas en los artículos.

domingo, 17 de octubre de 2010

Extracto de Historia de mi vida. Capítulo 75. Mis aventura en Aix en Saboya.-Mi segunda M.M.- La señora Zeroli

       Durante su estancia en Aix Saboya, nuestro amigo Casanova tuvo la dicha de encontrar a una monja cuya belleza era muy exacta a la de una de sus amantes preferidas, la dulce y complaciente M. M., la cual pasó por monja en un convento de Venecia y era amante del Ministro de  exteriores de Francia, hombre culto y de cierta edad que gustaba de observar, a través de un agujero en la pared, los largos combates amorosos entre Casanova y la bella M. M., en los cuales el Veneciano llegaba incluso a derramar sangre por la nariz a causa de los repetidos asaltos (hasta ocho) que mantenían a lo largo de la noche. Así pues, una tarde paseando Casanova por las calles de Aix, dio con esta segunda M. M,  a la que siguió, creyendo ser su antigua amante,  hasta la casa donde se hospedaba, y una vez allí, trepó por la ventana hasta la habitación donde  mantuvieron una larga conversación en la cual se cerciora perfectamente de que aquella no era  su M. M, pero no por ello se desilusiona sino que en seguida le domina una nueva curiosidad por la historia de aquella inocente criatura que había sido ultrajada por un mezquino llamado Coudert.

De esta manera se pueden leer en sus Memorias las lineas que siguen:

      Cuando me quedé a solas con aquella deliciosa figura que me recordaba tan vivamente los instantes de felicidad que había pasado como mi divina M. M, mi imaginación ardía. Sin embargo, un gran pesar la atribulaba:
- Nunca le he amado, pero supo incitar mi piedad. quería matarse, le creí, y le prometí que bajaría al jardín la noche que me había dicho que estaría; pero solo acudí con la intención de rogarle que se fuera, y que se fue, pero después de haber cumplido sus malos designios.
-¿Os hizo pues violencia?- Dijo nuestro Casanova.
-No, porque no lo hubiera conseguido; pero lloró, se echó a mis pies, me rogó tanto, que le dejé hacer, con la condición de que no se mataría y que no volvería al jardín.
-¿ Y no temisteis las consecuencias de vuestra complacencia?
-No lo entiendo, porque siempre había creído que para concebir se necesitaban por lo menos tres veces.
-¡Desdichada ignorancia! ¡Cúantos males causa en el mundo! ¿No os importunó más para obtener nuevas citas?
-Con frecuencia me las pidió, pero ya no cedí  porque nuestro confesor me hizo prometerle que ya no volvería a concederle ninguna, si quería ser absuelta.
-¿Disteis el nombre de vuestro seductor?
-No por cierto, y el buen confesor no me lo hubiera permitido, por que hubiese cometido un gran pecado.
-¿Revelasteis vuestro estado al confesor?
-Tampoco, pero se lo habrá imaginado. Es un anciano dignísimo, que ha debido de rogar a Dios por mí, y tal vez mi precioso encuentro con vos es fruto de sus oraciones.
     Yo estaba profundamente conmovido y guardé silencio durante casi un cuarto de hora, absorto en mis reflexiones.Veía que la desgracia de aquella interesante muchacha no venía más que de su ignorancia, de su candor, de su completa inocencia y de una piedad mal entendida, que la llevó a conceder a aquel monstruo de lubricidad algo de lo que se cuidaba poco, porque no sabía de su importancia, dado que nunca había estado enamorada. Tenía sentimientos religiosos, pero rutinarios, no profundos y, por tanto, muy débiles. Le horrorizaba el pecado porque había de purgarlo mediante la confesión, bajo pena de condenación eterna, y no quería verse condenada. Tenía mucho sentido común, corta inteligencia, porque nunca había hallado ocasión de ejercitarla, y además toda la ignorancia que solo en una monja es perdonable. Pesándolo todo, preveía que me sería muy difícil convencerla para que me otorgase los favores que no había sabido negar a Coudert; se había arrepentido demasiado para volver a exponerse al mismo peligro.

    Continuará...

FOTOS DE GRAZALEMA, RONDA Y ARCOS DE LA FRONTERA.